Noche de Reyes Magos 1ª parte

NOCHE DE REYES MAGOS. 1ª PARTE

Eran cerca de las 23 h de la noche de Reyes Magos cuando, en mi interior, pareció emerger un impulso de naturaleza incierta; sentía una extraña urgencia de volver a casa, una pulsión irrefrenable me impelía a salir por la puerta de inmediato. En ese momento, me encontraba junto a mis dos amigos en el apartamento de uno de ellos. Mejor no les digo nada de lo que me anda rondando, pensé.

En cuestión de segundos, comencé a sentirme somnoliento y muy pesado, como si fuera a quedarme dormido en el acto. Tanto fue así que decidí marcharme, dejando a mis amigos perplejos por mi repentino cambio de planes.

Mientras bajaba en el ascensor, estuve pensando sobre el misterioso impulso, similar a un mensaje de voz sin emitir sonido alguno. ¿Cómo podía encajar que estaba sintiendo algo que nunca habría creído posible? No es que hablara una voz en mi cabeza; era más una impresión difusa, acompañada de una sensación de alegría desbordante que anticipaba que iba a vivir algo extraordinario. ¿Me estaba volviendo loco? Tampoco cuadraba, porque había pasado toda la velada charlando con mis amigos de nuestras cosas, nada trascendental. Solo que ahora parecía estar ante los efectos abracadabrantes de la apertura de un portal interdimensional que estaba a punto de cruzar.

Al montarme en el coche, fui cayendo en una especie de estado meditativo, similar al duermevela, que se produce antes de ceder al sueño. Mi mente lógica investigaba los hechos objetivos sin éxito, mientras que otra fracción de mí atravesaba ese umbral desconocido. Acto seguido, un creciente cosquilleo se extendía por la parte superior de mi cabeza, dibujando remolinos sobre mi cuero cabelludo.

Quiero dejar claro que, por ese entonces, mi identidad del Yo era mi cuerpo y nada más; mi religión, el ateísmo materialista; y mi actitud ante la vida, el disfrute sin límites. Sencillo, transpiraba carnalidad humana, guiado por los instintos más básicos.

Pues bien, mientras conducía de camino a casa con la radio encendida, escuchaba la transmisión especial de la velada de Reyes. Al prestarle más atención, tuve la convicción interior de que hablaban de mí y del regalo que iba a recibir esa misma noche. Vergonzoso pensar algo así a mi edad. Incluso podría tacharse de una típica fantasía infantil, pero ya era un hombre que no esperaba que bajaran por la chimenea ni los Reyes ni Santa Claus.

A medida que me acercaba a mi casa, el cosquilleo era ya un picor que descendía por mi cabeza y cuello. Imposible saber si aquello era el preludio de ser catapultado hacia el Paraíso o la antesala de ser arrojado al Averno. Era como si una parte de mí se estuviera ensamblando a un campo unificado invisible.

Al entrar por la puerta, fui derecho hacia el salón, siguiendo las consignas que brotaban de mi interior sin sentirme forzado, donde todo estaba tal y…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
Verificado por MonsterInsights