PRESENTACIÓN DE ELL

PRESENTACIÓN DE ELL, 1ª Parte

Cuando creía haber visto y oído lo que una gran mayoría de la sociedad consideraría locura, se presentó ante mí la posibilidad en forma de capacidad psíquica. Aquí no hablábamos de experiencias místicas que en algún momento de mi vida podían ser desechadas como un delirio transitorio o aceptadas por lo que, en realidad, eran, un contacto con los mundos internos.

Lo digo porque, la nueva puerta que se abría, era una interfaz que me llevaba a un nivel superior.

Un nodo de comunicación entre realidades, donde del otro lado había seres inteligentes con identidad propia. Con las que era posible comunicarse, como quien habla por teléfono con algún conocido que se encuentra a miles de kilómetros de distancia.

Por supuesto que no era necesaria una tecnología tradicional, conectada a una red de proveedores que te ofrecen el servicio, a cambio de una retribución económica.

La oferta era: Comunicación gratuita, universal y sin necesidad de utilizar artefacto alguno, algo tan sencillo como sintonizarme mediante un acto de voluntad.

El problema con el que topé primero fue mi incredulidad, luego tampoco sabía que era aquello que acababa de irrumpir en mi vida, ni cuál era el propósito que se ocultaba detrás.

Para que se entienda, fue como si un individuo, en pleno siglo XVI, se encuentra en la calle un teléfono inteligente y comienza a manipularlo, para tratar de averiguar que rayos es ese artilugio. Entonces presiona los botones y acto seguido, comienza a oír una voz que se cuela a través del artefacto. Como se puede entender, esto genera un espanto en el humano del siglo XVI, mientras que por su cabeza se cruzan todo tipo de pensamientos, en un intento de racionalizar lo que tiene entre sus manos.

Esa misma fue mi reacción ante el nuevo hallazgo, para el que tampoco tenía explicación coherente. De ahí que comenzara a recavar información que tuviera que ver con ese fenómeno que me producía curiosidad y espanto.

Entonces supe que a esa capacidad se le llamaba canalizar, la cual me permitía comunicarme con seres de realidades invisibles. Por supuesto que a partir de ese momento traté de obtener toda la información posible sobre esta rareza, que lejos de calmarme me alteró aún más. Ya que, lo que relataban estos canalizadores en sus transmisiones era de ciencia ficción y desbordaba mi capacidad de asimilar narraciones descabelladas.

En ellas se hablaba de civilizaciones galácticas, de dimensiones, de Ángeles y Arcángeles, de maestros ascendidos y de toda una fauna de entidades inmateriales. De las que las únicas referencias que yo tenía, provenían de películas de ciencia ficción, lo cual lo hacía todo más estrambótico a mis ojos.

Tras leer y escuchar el deficiente material que estaba disponible en la red en aquel tiempo, el desconcierto fue tal, que dejé de lado este asunto por unos años. Sin embargo, no me sirvió de mucho, porque cuando un don despierta, ya no puedes hacer como si no existiera.

Por supuesto que intenté ignorarlo, pero todo esfuerzo fue inútil. Así que, cada par de años comprobaba si se había producido una evolución en este campo o si encontraba información más fidedigna al respecto.

En definitiva, lo que yo trataba de forma inconsciente era de escabullirme, eludiendo la responsabilidad de aquello que se había manifestado en mi vida, como un propósito que tendría que cumplir en algún momento.

Digamos que era la clásica huida hacia delante. Poner pegas y excusas con el fin de refutar aquello que era demasiado inquietante, como para aceptar que formaba parte esencial de mi experiencia vital. Esto hizo que me sintiera igual que un pez de pecera, que se libera en medio del océano.

En fin, este hecho me llevó a rumiar durante años de idas y venidas, todo lo que tenía que ver con esta capacidad que se había activado. Periodo en el que no faltó el contacto con grupos de la Nueva Era, los que frecuenté durante algún tiempo, con el deseo de poder hablar de estos temas sin tapujos.

Más adelante también esto supuso un problema, dado que el grado de aceptación dentro de los grupos era tan grande, que cualquiera podía decir que contactaba a tal o cual, ser o maestro, sin ser cuestionado. También acudían de vez en cuando invitados que traían mensajes transcritos o los canalizaban in situ.

Este estado de cosas no terminaba de convencerme, por lo que tras largos intervalos de tiempo de desconexión con el tema, acabé entrenando esta capacidad sin compartir mis experiencias con nadie. No podía obviar que la gran mayoría de personas que participaban en estos grupos, estaban igual de perdidos que yo, y lo peor era que, los que acaparaban la atención, la obtenían por arrojo y no por una capacidad real.

Desde luego que los primeros intentos tampoco fueron satisfactorios, porque carecía de experiencia necesaria, lo que significó caer en el engaño de entidades del bajo astral. Las que se divierten, llevando al canalizador inexperto a la confusión, con mensajes contradictorios, inexactos y ambiguos. Ya que el objetivo, es mantenerlo enganchado a la conexión de donde extraen energía vital.

Además, si no se tiene cuidado, comienzan a ejercer un control cada vez más férreo sobre el canalizador. Por lo que acaba convertido en una marioneta para el disfrute de estas entidades, que antes le habrán hecho creer que son tal o cual maestro ascendido. Al asignarse estas entidades, nombres rimbombantes, extraídos de las diferentes tradiciones teológicas o de corrientes esotéricas para generar impacto en el aprendiz. Esta experiencia fue también bastante frustrante, por lo que decidí renunciar a canalizar hasta que no tuviese la certeza, o mejor dicho, el manejo adecuado de esta capacidad.

Cabe aclarar que una vez que el canal se abre, ya no hay manera de cerrarlo. Es parecido a cuando un niño descubre el lenguaje como método de comunicación. Una vez que ha aprendido, ya no puede desaprenderlo, lo único que le queda es negarse a hablar o ser menos comunicativo. Pero la capacidad no desaparece porque no le guste dialogar con determinados individuos.

Con el paso de los años y las experiencias acumuladas en ese y otros campos de las ciencias esotéricas, junto con el permanente trabajo interior. Mis estructuras energéticas se fueron refinando y fortaleciendo, de tal manera que la comunicación con los mundos sutiles, se convirtió en una destreza controlada y consciente. Esto me llevó en algún momento a tener un encuentro con un colectivo no físico que se hace llamar Ell.

No porque sea este su verdadero nombre, sino que accediendo a mi petición, han escogido uno al azar, de modo que pueda dirigirme a ellos. Digamos que su verdadero nombre sería impronunciable para un ser humano, dado que es una especie de vibración a modo sonido binaural o solfeggio, según me han dado a entender.

A partir de ahí, decidimos trabajar en equipo, ellos obtienen una conexión directa con mi experiencia vital, y a cambio, yo tengo acceso a su información.

Juntos trabajamos con el objetivo de difundir un mensaje que eleve el nivel de consciencia de aquellos que están preparados para recibirlo.

A partir de ahí, decidimos trabajar en equipo, él obtiene una conexión directa con mi experiencia vital, y a cambio, yo obtengo acceso a su información. Juntos trabajamos con el objetivo de difundir un mensaje que eleve el nivel de consciencia de aquellos que se sienten preparados para recibirlo.

De ahí que decidiera comenzar nuestro intercambio con sesiones de preguntas y respuestas, que adjunto.

¿Qué es la existencia?

Es la manifestación de la energía inteligente que tiene consciencia de ser.

¿Dónde surge la energía inteligente?

La energía inteligente no surge, sino que es una manifestación de sí misma, en la que se reconoce como tal, y partir de ahí, toma la decisión de ir más allá, adquiriendo la forma. Con el fin de observarse y distinguirse en fragmentos y en capas, que difieren entre sí como parte de un todo.

Esto es desde luego es una enorme simplificación que trata de transmitir una imagen gráfica fácil de entender.

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