PRESENTACIÓN DE ELL, 2ª Parte
¿Quién o qué decide que así sea?
No existe un alguien o un algo, es un proceso vivo y cambiante que se desarrolla en una dirección , como podría haberlo hecho en la opuesta o en variantes inimaginables.
Míralo como una laguna que ocupa una superficie de terreno que abarca varios kilómetros cuadrados, en la que dentro y alrededor de ella se desarrolla un ecosistema de vegetales, reptiles, peces, insectos y más.
Imaginemos entonces que sus condiciones medioambientales permanecen inalteradas durante décadas o siglos. Luego un día se producen lluvias torrenciales que se alargan por varias semanas. De tal manera que la laguna se extiende e inunda las tierras antes secas, hasta que la crecida adquiere unas dimensiones que la lleva a fusionarse con el caudal de un río que pasa cerca de allí.
Aunque siempre hubiera existido una separación natural entre medias, ahora la lluvia la ha hecho desaparecer. Como es de imaginar, la unificación entre la laguna y el río, funde ambos ecosistemas antes individuales, provocando una explosión de vida y un aumento exponencial de la variedad biológica que pueblan estos dos hábitats.
Digamos que este ejemplo es parecido a lo que ha sucedido con el campo unificado, que a través del incesante flujo y reflujo, se han alterado determinadas variantes, que han modificado el statu quo.
Por lo que se abren todo el tiempo nuevos escenarios con múltiples variantes, generando universos, dimensiones, planos, realidades y mundos.
¿En la existencia de todo lo antes mencionado existe un orden establecido?
Si no fuese así, no podríamos hablar de energía inteligente, porque colapsaría sobre sí misma.
¿Quién o qué establece ese orden?
No existe tal cosa como algo o alguien decidiendo cuál es la estructura. El orden es un rasgo del campo unificado, es como si preguntamos quién decide que el agua sea líquida o que moje.
El hecho es claro, la composición del agua hace que adquiera determinas características, bajo ciertas circunstancias. Luego, si la sometemos a una drástica bajada o subida de temperatura, adquiere una apariencia diferente (hielo o vapor) pero su composición esencial sigue siendo la misma.
Pues bien, el orden es parte de la composición esencial de la existencia, esto lo notamos sobre todo cuando lo alteramos.
Si el cambio es demasiado radical e incontrolado, tiende a autodestruirse, sin embargo, el campo unificado permite oscilaciones y variaciones en la disposición esencial hasta un cierto punto.
Este hecho amplía las posibilidades y matices de la existencia, pero que una vez superados esos límites, el colapso progresivo es inevitable.
Digamos que es como una estructura que soporta una cantidad de peso concreta, y partir de ahí, sabemos que es solo una cuestión de tiempo hasta que se venga abajo por exceso de cargamento.
Luego hay que volverla a levantar y aumentar la capacidad de carga reforzando los cimientos.
Todos estos procesos simultáneos, produciéndose en diferentes dimensiones, planos, mundos y realidades, es lo que llamamos vida.
¿Puede alguien dejar de existir?
No, solo posee la capacidad cambiar de estado.
¿Existe en el universo un límite de evolución o involución?
No, sin embargo, la tensión entre los opuestos (evolución e involución) hacen las veces de marco de contención. En el sentido de que, las fuerzas involutivas torpedean la transformación, cuando se sale del orden establecido, y las potencias evolutivas, dinamitan la regresión una vez que está alineada con el orden vigente. Claro que la realidad es bastante más compleja y basta, que nuestra burda simplificación.
LA TRASCENDENCIA
¿Qué representa la trascendencia?
Si hablamos de espiritualidad, es el movimiento evolutivo del ser, que pasa a manifestar un estado menos denso dentro del campo unificado.
¿Como saber si uno se encuentra en ese camino trascendental?
Bueno, aquí hay varios aspectos, primero viene siempre la propia trascendencia, que es un proceso individual de adquisición de consciencia de sí mismo. Esto se produce dentro de un contexto, en el que las potencias involutivas ejercen también su influencia. De tal manera que el ser individual, en ese movimiento consciente de rechazar la acción de las fuerzas regresivas y su alineación con las fuerzas progresivas, le permite vibrar en un rango de frecuencias superiores, a esto se le llama trascender.
Dentro de un área del campo unificado en el que las energías son más sutiles, y por lo tanto, la información fluye con mayor transparencia, es el espacio donde la consciencia es más consciente de sí misma.
Por otra parte, está la posición local momentánea de esa consciencia individual que comparte experiencia con otras. Dentro de un marco de realidad, hasta que haya extraído la información que considera útil para moverse a otro plano distinto.
Después podemos hacer un pequeño resumen, sobre las limitaciones que presentan cada una de las realidades asociadas a la interacción con esas otras entidades con las que se comparte el ecosistema que llamas mundo o planeta Tierra.
¿Puede otra entidad evitar mi movimiento trascendente?
No. Lo que sí es posible, es que te dejes arrastrar de manera inconsciente por la acción de las fuerzas involutivas, que desde tu punto de vista humano supondría un freno o un salto hacia atrás.
¿Es posible evitar que otra consciencia trascienda?
No. Una vez más, es lo mismo de antes, careces de la capacidad de modificar su plan. Lo que sí puedes conseguir, es hacerle creer que el proyecto que propones es mejor y esa consciencia decida seguirte abandonando su planificación original.
¿Qué pasa con los colectivos terrestres y extraterrestres, que torpedean la trascendencia de sociedades o de la civilización con la que interactúan?
Pues que ellos mismos están aprisionados por la inercia involutiva, por lo que renuncian a su plan original y luego pretenden que otros les sigan.
¿Un ser atrapado en un movimiento regresivo es malo?
No, solo confundido, por falta de consciencia y en ese estado, es capaz de cometer las mayores tropelías, porque cree que es lo mejor para él.
¿Me estás diciendo que las fuerzas involutivas son necesarias?
Si, sin ellas no habría evolución posible; o sea, no existiría la posibilidad de elegir entre lo uno y lo otro. Donde mejor se reconoce la luz es en la obscuridad. Si prendes la luz de la entrada de tu casa durante un día soleado, apenas percibirás su luminiscencia, en cambio, si la enciendes durante una noche cerrada, reconocerás que la luz que emite es la que te permite ver.
¿Tengo entonces que agradecer a las fuerzas involutivas su acción hostil?
Eso lo decides tú, en cualquier caso puedes agradecer a la Fuente, Dios, Naturaleza, Universo o como tú prefieras llamarlo, que te brinde la oportunidad de elegir entre los opuestos. De manera que puedas experimentar la inmensa variedad de combinaciones posibles, traducidas en la infinita diversidad de la Creación.
¿Entonces no hay que luchar contra el mal?
Tú decides , pero si lo que deseas es trascender, entonces tienes que identificar primero, qué o quién, encarna ese mal, y, alinearte con las fuerzas del movimiento opuesto. Es decir que tienes que hacerte consciente de que elementos de tu realidad están sujetos a la contracción, para encarnar aquellos que conducen a la expansión de tu consciencia.
En verdad no es una lucha, sino una alineación. Lo que si sucede durante este proceso, es que dentro de ti se producen tensiones, porque la adquisición de conciencia solo se da cuando hay una confrontación entre los opuestos. Luego, ese tira y afloja se traslada hacia lo externo, donde decides unirte a aquellos con los que mejor sintonizas.
¿Pueden consciencias superiores hacerme evolucionar?
Hacerte evolucionar, no, ayudarte en tu deseo de evolucionar, sí, pero el trabajo tienes que hacerlo tú. Pensamiento, palabra y acción en coherencia, igual a manifestación.
¿Quién planifica el camino de mi trascendencia?
Tú siempre y luego puedes solicitar asesoramiento de otros seres que te hayas precedido en el proceso en el que te encuentras.